No sabía por dónde
iniciar esta nota de Diana Marcela Rojas. Qué cuantos años tenía, que de donde
era, que si tenía familia, de pronto hijos.
La veíamos siempre en su pequeña bicicleta rosada y acompañada de sus fieles
y leales amigos. Aunque tenía varios
sitios para pedir la monedita. El preferido por ella, era el semáforo de la
carrera 9 con 1ra. Tipo 6 de la tarde llegaba, aprovechando el retorno de
quienes viven en el sur después de sus labores diarias.
Era imposible no reírse
con las jocosas frases que salía “No me has vuelto a visitar no. Me estás poniendo los cachos. Papi como estás
de bello” y así, se fue ganando el cariño y el reconocimiento de los ciudadanos
que veían en ella a un ser, que aunque habitante de calle, con su propia
historia y dolor a cuestas se mostraba positiva, y nunca con cara de pobrecita
ni nada que reflejara su dura situación económica. Situación que la llevó a vivir desde hace no
se sabe cuántos años, en ese cinturón de horror y peligro como es la carrilera. En donde se confundía con otras personas
igual que ella, consumidas por el hambre y las drogas.
A su drama, le
agregó el de conseguir acompañantes para sus días con sus noches. Se dice que ella no comía hasta que sus pequeños
amigos lo hicieran. Cuanto perro y gato se encontraba por ahí lo recogía y era que tenía cómplices que le ayudaban con
alimentos para esos animalitos.
Su vida era todo un
riesgo pues entraba y salía a cualquier hora de esa otra ciudad, la carrilera,
y para nadie es un secreto que ese otro
mundo de “chen pesitos” estaba lleno de
peligros. Consumidores, jibaros y en
general, los olvidados o marginados de la sociedad con todas sus problemáticas.
Anoche, la parca le
llegó sin imaginarse siquiera que sus pequeños amigos, serían testigos mudos de
su crimen. Ahí en donde sus amigos le colocaron una corona adornada con
anturios, cartuchos y otras llamativas flores, se desplomó el cuerpo de la
pequeña Diana Marcela. Que sin signos vitales fue trasladada a urgencias del Hospital San José, pues una bala le había apagado la vida.
Muchas personas están
llevando alimentos para perros y gatos para que estos huérfanos no queden
desprotegidos. El último adiós de Chen pesitos será mañana a las 3 de la tarde,
en la iglesia del Divino niño.